MANUEL GONZALES PRADA
El periodista vive en comunicacion incesante con la muchedumbre. El lanza hoy una idea, insiste mañana, continúa insistiendo y concluye por introducirla en el cerebro de su público: trepana los cráneos más duros y más gruesos ¿Qué abusos, qué supersticiones no acaban por ceder a una embestida de todas las horas y de todas las plumas?
Más que el sacerdote, el periodista ejerce hoy la direccion espiritual de las muchedumbres. Como dice Tarde: "una pluma basta para dar movimiento a mil lenguas". También basta para enardecer a muchos cerebros y armar a muchos brazos.
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